viernes, 22 de enero de 2010

Reencuentros


Recientemente he descubierto a este grupo de folk llamado Kila (Quiero agradecer a Pedro de la Tetería Waslala de Alicante por pasarle tanto material del bueno a mi hermano que estoy disfrutando yo también y sobre todo por ampliarle el horizonte musical, cosa que no he logrado yo, y sacarlo de la obcecación con Sabina).

A lo que iba, cuando escuché esta canción por primera vez del disco Luna Park fue como si se me concediera de repente un bis a bis con un niño de 10 u 11 años que quedó atrapado en el tiempo pero que sigue presente, un chaval muy ingenuo, aficionado a correr por el monte y creerse un morador de los bosques,algo así como una mezcla de guerrero celta y eewok.

El niño se puso botas de montaña, se pintó la cara y se imaginó corriendo por el monte, sintiendo el aire puro y limpiándose de la suciedad de la ciudad con su sudor y con tierra. Y yo lo miraba, sonreia y pensaba mientras sonaba la canción joder que buenos son estos tipos, que renovado feeling le da ese potente bajo y esos parones psicodélicos a la música tradicional.

Hacía mucho que no disfrutaba del folk celta, todo acabó en su día con los discos rayados por el uso de Carlos Núñez, Luar Na Lubre y el explosivo pero poco duradero sabor del chicle Hevia. Tampoco seguí buscando cosas nuevas.

Ha sido un bis a bis muy gratificante.