Metal instrumental con un renovado estilo arquitectónico, la técnica al servicio de la expresión... en este caso muy exigente expresión. Esta vez viene de un desconocido guitarrista sin pretensiones más allá de la propia música (en el sentido más estricto) y sus sensaciones generadas, cuyo disco es tocado en vivo con Javier Reyes, Navene Koperweis y Chebon Littlefield para mí ha supuesto un descubrimiento esperanzador e inspirador. Animals as Leaders, el trabajo de esta espontánea formación homónima es una descarga de ritmos y melodías que penetra en los oídos receptivos a los golpes metálicos y eleva los cerebros a niveles de estimulación que pocos grupos a esa potencia sonora característica del metal pueden alcanzar.
La música me sirve muchas veces de contrapeso. En tiempos de gran actividad emocional y cognitiva, cuando se forma en mi cabeza una abigarrada maraña de ideas, pensamientos y sentimientos que amenaza con volcarme busco la sencillez, lo simple y transparente para ponerlo al otro lado de la balanza. Ayer encontré este tema del colectivo de animales de la experimentación en el momento justo... un vaivén hipnótico como las olas en la orilla, como la respiración.
Imagino un adolescente alemán en 1944, en un piso de un edificio de una ciudad alemana que aún sigue en pie. Hace un par de semanas vino a su casa un primo suizo que trabaja en unos laboratorios y le trajo una sustancia que habían sintetizado hacía poco y que le aseguró le ayudaría a sobrellevar la muerte y/o desaparición del resto de su familia. El joven está sentado en el sillón que antes ocupaba su padre sosteniendo en sus manos una cajita con un papel impregnado de esa extraña sustancia. Fuera comienza a sonar una marcha militar, el desfile de las últimas tropas que partirán mañana se acerca. El adolescente se mete el papel en la boca como su primo le dijo...
Momentos después baja a la calle, cuando el desfile está pasando por la puerta de su edificio... una masa sonora y rítmica subrealista avanza como un río imparable por la calle, robots de carne y hueso, colores pardos salpicados de rojo y negro como gotas de sangre y grasa (la sangre de las máquinas, piensa). El ritmo del desfile de máquinas humanas lo va atrapando lentamente... las líneas se van desdibujando, los altavoces escupen una melodía absurda y distorsionada que baña las calles y empapa al articulado gusano pardo salpicado de motas rojas y negras en su imparable avanzar. Siente la irresistible necesidad de entrar... de bajar la acera y meterse en el río torrentoso, zambullirse en el baile de máquinas que pisotean el suelo con sus enormes botas y que muy probablemente lo matarán... Finalmente se lanza a la corriente y esta lo envuelve, lo atrapa, lo golpea y lo empuja irremediablemente hacia un destino incierto.
Jajajaja... rebuscando en el inconmensurable contenedor que es mi ordenador, he encontrado el cartel que diseñé para lo que iba a ser el proyecto musical ficticio más brutalmente genial de todos los tiempos. La perfecta fusión entre el metal más extremo y el flamenco más tradicional, la unión que iba a sellar muchas brechas de nuestra sociedad, si no la mayoría.
Un primavera sound bien chingón que me voy a perder... Polvo, Standstill, HEALTH, Yeasayer, Dinero, Wilco... muy interesante hubiera estado ver también a Chrome Hoof, Apse o Tortoise. Me pesa bastante.
En fín, todo sea por terminar este año y el año que viene no tener escusa para estar en Alicante en esas fechas...
...me digo una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez....
